La pureza es un estado prácticamente inalcanzable, cosa que todos los que saben de tuberías tienen más que clara. Por su condición natural, el agua que se transporta a través de las tuberías contiene minerales disueltos como sodio, potasio, calcio, magnesio, cloro, azufre y fósforo.
Hasta aquí todo bien, pero cuando el fluido que disuelve un mineral cae fuera de los rangos de solubilidad, los iones de los componentes pueden separarse de la solución para adherirse a las paredes de la tubería. En otras palabras, cuando las condiciones de pH y temperatura lo permiten, los minerales disueltos en el agua se separan de ésta para pegarse en las paredes de las tuberías, formando lo que comúnmente se conoce con el nombre de “sarro”.
Tuberías de metal: amigas del sarro
Aunque cada día son menos comunes, las tuberías de metal para transportar agua han sido muy utilizadas en este tipo de instalaciones. El principal problema que presentan las tuberías de metal es la propensión que tienen para acumular el sarro del agua.
Bajo esta condición se pueden gatillar problemas como el aumento de la presión al interior del sistema, la obstrucción de filtros, la sobreexigencia de bombas o la contaminación del agua en sí.
Una forma de prevenir el sarro en tuberías metálicas es a través de las soldaduras de cordón lisas. El sarro se suele producir donde hay remolinos en el flujo y las imperfecciones en las uniones propician este fenómeno.
Si bien esta forma de prevenir el sarro puede ser efectiva, juega en contra el alto valor que puede llegar a alcanzar su aplicación a manos de los escasos y cotizados profesionales soldadores que manejan la técnica.
Además, las soldaduras lisas no resuelven el problema en un 100% ya que el metal siempre propiciará la formación de sarro en las partes donde el agua se acumula o se ralentiza su flujo.
Policloruro de vinilo clorado (CPVC)
Para prevenir la formación de sarro en las cañerías para el transporte de agua, lo mejor es escoger el CPVC como material de instalación tubería.
Por su composición química, el policloruro de vinilo clorado no atrae los iones, lo que permite mantener el interior de las tuberías libre de cualquier acumulación.
Y si aún así la alta dureza del agua se hace presente en la formación de sarro al interior de las tuberías, lo aconsejable es combatirla con un ácido débil específico para dicho fin y que no dañe las tuberías. En este caso, hay que tener mucho cuidado con que el químico no se vuelva hacia el agua potable, ya que podrían haber graves problemas para la salud.
Una alternativa casera menos agresiva, pero bien efectiva, es aplicar en las cañerías una una mezcla de vinagre con bicarbonato de sodio. Si bien esta alternativa es más lenta y trabajosa que la aplicación de químicos, asegura la inocuidad del proceso para proteger así a todos los integrantes de la familia.