Hay factores que, queramos o no, contribuyen a la corrosión de las tuberías y generalmente van a estar presentes cuando de instalaciones subterráneas se trata. Entonces, la mejor forma de evitar la corrosión es escogiendo la tubería correcta.
Cuando se hace una instalación tubería subterránea, la humedad es uno de los principales factores corrosivos a tener en cuenta. El nivel de humedad va a depender del lugar en el cual se lleva a cabo el trabajo, de la cercanía de fuentes de agua, de la cantidad de precipitaciones que se dan en la zona a lo largo del año y de lo que transporte o conduzca la tubería: distinto es transportar agua, gas o cableado eléctrico por tuberías subterráneas.
Prevención de la corrosión
Como ya se dijo anteriormente, la principal forma para prevenir la corrosión en las instalaciones de tuberías subterráneas es la correcta elección de los materiales.
Actualmente las tuberías de PVC llevan la delantera cuando se trata de prevenir corrosión por humedad al transportar agua.
Las tuberías de acero inoxidable son más costosas y no tan resistentes a la humedad. Sin embargo, la resistencia a las altas temperaturas es una característica muy preciada de este material que es muy usado tanto domiciliaria como industrialmente.
Otros materiales son el polietileno que destaca por ser altamente resistente a los agentes químicos y por presentar mínima resistencia a los fluidos, y el acero galvanizado que tiene baja resistencia a la corrosión, pero alta resistencia a las altas temperaturas (muy adecuado para instalaciones que puedan verse afectadas por incendios u otros siniestros de calor).
No olvidemos el cobre que destaca por su versatilidad y por resistir bien la corrosión en la mayoría de los ambientes. Todo un clásico de las tuberías.
Otras formas de prevenir la corrosión
Cuando las condiciones del lugar no son favorables, se aconseja el uso de recubrimientos superficiales para las tuberías, los que potencian la resistencia a la corrosión.
En cualquier instalación también es importante aplicar la geometría adecuada al sistema de tuberías, pues cualquier ángulo innecesario puede potenciar el actuar de los elementos corrosivos tanto internos como externos a la tubería.
Para concluir, es necesario tener claro que siempre habrán condiciones que se presentan como eventualmente corrosivas para cualquier sistema de tuberías. El problema de la corrosión no radica simplemente en las fallas intrínsecas que pueda presentar la instalación. Así, y además de las prevenciones expuestas, son importantes las inspecciones y las mantenciones periódicas de los sistemas de tuberías subterráneas como mecanismos que permiten luchar contra los estragos de la corrosión, en cualquiera de sus versiones.